Interior
no te dejaré salir.
Hay ángeles de alas rotas
que duermen en mi cama
varias noches.
Caen en la terraza y se lían
en la cuerda de tender
junto a la ropa negra.
En esas noches,
en esos momentos
oscuros junto a mí,
no les importan
los pecados de mis manos.
Sumergida en tu boca
el subconsciente me cobró recuerdos cálidos
en los que tu lengua no era tuya.
Cada segundo que pasó desde entonces lo cambió todo,
ya nunca fuimos los mismos.
En la distancia que separa tu cabeza de la mía
apenas pasa el viento,
entre nuestros corazones,
todos los canales de Venecia.
En realidad el ser humano
no puede conocer
si los árboles disponen de movimiento,
de la capacidad que les permite mudarse
hasta otro rincón del bosque.
En realidad solo les sucede
que, como al ser humano,
las raíces les impiden cambiar.
Tirada en el sofá espero
que el sueño me arrastre
y me abandone
donde pueda no pensar más,
entonces la tele vomita una entrevista
a un grupo de música,
todas las letras
sacuden algo dentro de mi
y me alejan de mis sueños,
despierto
hacia el sofá,
frente a la tele,
y pienso en ti.